Penurias

Mal dia tenemos hoy, no en el aspecto climatológico. Anoche ha sido algo movida, me desperté con el dolor del hombro. Si, áquel que dió lugar al galimatias del hombro del hombre que tenia hambre. No tenia ganas de comer, habia cenado la ración que habitualmente suelo ingerir. Como decia, me despertó el célebre dolorcito, con la consiguiente molestia que me causaba cuando intentaba hacer movimientos hasta anoche permitidos. Ahora tengo limitado el radio de acción. No se me permite elevar el brazo a la altura de la cabeza, estoy cual bandera a media asta como si hubieran decretado luto. Tampoco puedo hacer el saludo militar sin tener que doblar la cintura. El poner en el ojo las lágrimas artificiales me resulta complicado, he de hacer verdaderas filigranas. En cambio no tengo problemas, aún, para llegar a las partes pudendas, 2ª acepción, ni al lugar más próximo a la finalización de la rabadilla. A las seis de la mañana, en una de las despertadas, me llegaba el sonido del agua azotando los cristales de la terraza de mi habitación, puse pie en tierra y me asomé para confirmar que era la lluvia la productora de aquel bullicio. Caia con fuerza. A la hora de salir para la caminata mañanera y de paso adquirir los productos que necesitaba para preparar la comida. Mañana viene a comer la de los perros, sin ellos, claro. Con el paraguas abierto fuí capeando las escasas gotas que seguian cayendo. Estando próximo a mi barrio abrieron más la llave del grifo, tampoco era motivo de alarma, podia contener el torrente con la tela paragüera. Voy a intentar poner un retrato que he recogido en la cámara hace un momento.