¡¡Qué gozada!!

El artículo 1.3 del Código Civil, si no lo han modificado, dice: "La costumbre sólo regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no sea contraria a la moral o al orden público y que resulte probada. Los usos jurídicos que no sean meramente interpretativos de una declaración de voluntad tendrán la consideración de costumbre". Yo, acogiéndome a este principio, esta mañana, después de pasar por la consulta de la enfermera y visto el resultado del control de glucemia y tensión, he decidido darme un festin, y nada mejor que visitar el Gran Café y desayunar un chocolate con sus correspondientes migas. Algún mal pensado puede decir que la interpretación de este punto del citado artículo supone, en mi caso, un abuso de derecho, pues no está demostrado que dicho proceder haya sido establecido por tradición o por la repetición del mismo acto y que pueda llegar a adquirir fuerza de precepto. Efectivamente, la costumbre chocolatera acompañada de migas tiene un uso reciente y en consecuencia extemporáneo. Pero no es menos cierto que también puedo invocar el derecho que me asiste a darme un capricho, de vez en cuando, en virtud de las limitaciones que de manera habitual me estoy aplicando. En resumen, que al cuerpo ha de dársele placer cuando llega la oportunidad y que ésta no debe escapar. Como dice el refranero español, que es muy sabio, "cuando se cae el burro, se le dan los palos". Pues ésto es todo por el momento, que lo paseis bien, que seais buenos y no os metais en charcos, particularmente si no se conoce el fondo. ¡Ah!, se me olvidaba, esta tarde iremos al Ateneo para contemplar la visualización del reportaje, tengo entendido, relativo al maltrato animal. Veremos si una vez visto no tengo que apelar para no apergollar a alguien cuando el trato dado a mi persona no sea equivalente al pedido para estos indefensos animalillos.