domingo, 29 de julio de 2012

Volvemos a la rutina

   Tenía en el olvido a este espacio de opinión. Hoy, tras mi breve estancia en el Parador de Jarandilla de la Vera, donde según me cuentan he dormido en la habitación ocupada por uno o varios fantasmones, la núm. 102. Yo, puedo afirmar con rotundidad y desde el conocimiento que me dan mis decenas de años acumulados, que allí no se ha movido ningún aparato ni tampoco se han producido apedreamientos, puede, como se comentaba a través del correo, que estos etéreos seres estuvieran cansados de permanecer allí tanto tiempo y hayan decidido disfrutar de unas vacaciones en la playa.
    Hoy domingo quiero comentar el contraste sufrido, nunca mejor usada esta palabreja, entre las noches en el Parador y la pasada.
     1º.- Diferencia de temperatura
      2º.- Ruidos en la calle. Daba la impresión de que todo el barrio y limítrofes se habían concentrado en las terrazas montadas cerca de casa, todos gritando como energúmenos enfurecidos y acompañados de una música que imagino sería para dar más ánimo a los chillones. Pero ahí no queda la cosa, por otro lado estaban las criaturas de esos ineducados que tal vez para hacerse notar chillaban como diablos atados por el rabo, uniendo a todo lo anterior los coches que hacían sonar sus cláxones, sería para que los vieran, y los camiones de la basura retirando el contenido del continente. Era la una y media y la fiesta seguía, al final y con el refrescamiento del aire movido por el ventilador conseguí conciliar el sueño.

3 comentarios:

Manuel Manchon dijo...

Bienvenido de nuevo a las andanzas.

De la habitación 102 hay mucha literatura en internet e, incluso, un programa de radio en el que los visitantes desvelan con detenimiento lo allí sucedido.

En cuanto a las terrazas pues poca escapatoria tendrá vuestra merced.... en tiempos calurosos papás, niños y hasta los abueletes disfrutan en la calle de lo que no son capaces, o no quieren, hacer en su casa.

A ver si el anfitrión desempolva los dedos y vuelve a ser tan prolijo como antaño

Juan Antonio dijo...

Me uno a la felicitación por el regreso. Añadiremos de nuevo esta página a las de visita diaria en busca de novedades. Y en cuanto al ruido, tapones. Cuando uno se acostumbra a ellos ya no importan las terrazas, los niños ni las músicas.

Isabel dijo...

Nosotros tenemos unos vecinos nuevos, que a las 00:45 de la nochecita chillan y berrean de similar forma, serán de la misma especie? que años pasados más tranquilos, en los que había pocos niños en la calle. Ahora tenemos energúmenos delante y en la esquina, y el pequeño Jopu ve alterado su descanso y a esas maravillosas horas decide ponerse a ladrar para avisarles que él necesita también dormir.

Por cierto comienzo mis vacaciones con más pena que gloria desde ya