Momento de relax

Mientras escucho parte de la música que tengo almacenada en este artefacto, música sin palabras, y después de haber estado de compras en el Carre4 con Manolito, me pongo de nuevo ante el teclado para distraer el tiempo hasta que llegue la hora de introducir algún alimento en la tripa. Meteorológicamente, tenemos una tarde nublada aunque la temperatura es agradable, de hecho yo he venido caminando desde el lugar antes referenciado hasta casa, el termometro instalado en el salón marca 19ºC, lo que significa que, de momento, la calefacción no la pongo en marcha. Que no se inquieten los frioleros/calurosos, cuando vengan y en función de las condiciones climáticas tendrán puestos los radiadores o el aparato de refrigeración, aunque para suplir estos trastos nos dedicaremos a patear las calles cacereñas, buscando rincones hasta ahora no explorados. Igualmente, además de comer en algún garito no visitado antes, haremos una excursión al Gran Café para deleitarnos con su sabroso y rico chocolate acompañado bien con churros, migas o pantumaca, queda a elección del consumidor. Cruzar los dedos, en algún caso los garfios pezuñeros, para que las predicciones del tiempo sean favorables a nuestros deseos, al menos en ese corto espacio de tiempo. Continúo escuchando el sonido que me hace evocar otros tiempos. Es relajante, el espíritu se aquieta unas veces y otras dan ganas de mover el esqueleto al ritmo que marcan los músicos, y eso que yo no me considero un bailón, pero los pies no se pueden quedar quietos. En fin, seguidores de mis andanzas, lo voy a dejar por hoy, mañana no creo pueda entrar, iré a comer con los mejostilleros y cuando regrese nos introduciremos, o mejor dicho, nos plantaremos delante de la pantalla televisiva. Como va siendo práctica habitual, en esta ocasión también quiero dejar constancia de mi habilidad subiendo otra fotito con el careto de Juanito en primer plano.