lunes, 9 de febrero de 2009

Tenemos sustituta

Hoy ha sido un dia de enclaustramiento. Solo he realizado dos salidas rápidas, la primera por la mañana a mercar verdura para preparar el comistrajo. La segunda ha sido esta tarde con el fin de adquirir mi pequeño bollito de pan. El motivo de este acuartelamiento ha estado motivado por la espera de la nueva impresora. Veia como las horas iban pasando y aqui nadie daba señales de vida, o mejor, de presencia. Se me empezaban a poner los nervios un pelín de punta. Después de perder varias horas amarrado, ora a la silla, ora a la butaca o al sofá; delante del portátil, la tele o dormitando, me puse manos a la obra con mis aperos de cocina. Una vez hube engullido lo cocinado y fregado los cacharros, volví a poner mis posaderas en la tumbona, antes estuve charlando un ratito con Juanito, ¡vaya, ha salido un pareado que me ha dejado mareado!. Empecé a ver y escuchar las informaciones que en la tele daban, soy adicto al zapineo. No habia transcurrido mucho tiempo cuando comenzó a embargarme un ligero sopor, que me produjo un breve cerramiento de persianas. Como la dicha no siempre es completa, al cabo de unos minutos suena el telefonillo. Despertamiento brusco habemus, con su correspondiente desorientación momentánea. ¡Diga!. ¡Aurelio!. ¡Si!. ¡Traigo un paquete!. Abrimos la puerta y quedamos a la espera de su llegada. Suena el ascensor y pasados unos segundos aparece por la puerta del mismo. ¡¡Albricias!!. Por fin acabó mi ansiedad, ya tenia plena libertad para salir, pero claro, a esas horas no tengo por costumbre abandonar mi madriguera, tuve que hacerlo, como al principio queda reflejado, por el panecillo. Me consolé al pensar que mañana será otro dia y verá el tuerto los espárragos, expresión que permanece en mi archivo desde tiempos remotos. De momento y hasta que el especialista no venga a realizar la instalación, la impresora queda metida en su caja. Tiempo habrá para sacarle rendimiento, en la confianza de una mayor durabilidad que la ya inservible e inútil que se encuentra sobre el pedestal del aparato de música. El título debia sufrir un cambio en la segunda palabra, pero por si acaso os parece malsonante me corto los dedos, en este caso no cabe aquello de morderse la lengua.

1 comentario:

Juan Antonio dijo...

Bieeeennn!!! Nuevo cacharroo!! Y yo creo que ya deberías intentar ser tú el que se anime a instalar la impresora. Todas suelen llevar instrucciones y te conviene ir conociendo los componentes. Te vamos a convertir en un informático de pro...